EL ALUMINIO, UN MATERIAL CLAVE EN LA EFICIENCIA ENERGÉTICA DE LOS EDIFICIOS

Los cerramientos de los edificios son aspectos importantes cuando consideramos el ahorro energético en la edificación. Una ventana, por ejemplo, será eficiente energéticamente cuando garantice unas prestaciones mínimas en cuanto a valores como el factor solar, la transmisión térmica y la permeabilidad al aire. Y aquí, algunos de sus elementos como el material elegido para la estructura o el vidrio, tienen mucho que decir. En este sentido, la ventana de aluminio con rotura de puente térmico se presenta la mejor opción a nivel energético y de confort final para el usuario.

Las ventanas de aluminio cumplen de sobra con los valores U más restrictivos, garantizando confort interior y ahorro energético, a la vez que contribuyen con su acción a lograr los objetivos globales de todos los componentes de la envolvente de un edificio. Del aluminio destacan su durabilidad, su capacidad aislante, la escasa necesidad de mantenimiento, su versatilidad y maleabilidad, pero también su dureza y resistencia, que favorecen la seguridad de los espacios. Y no solo eso; el aluminio es también un material total e infinitamente reciclable sin que por ello mermen sus cualidades. Además, para el proceso de reciclado precisa tan solo un 5% de la energía que fue necesaria para producir aluminio primario. En este punto, debemos recordar que sectores como los de la construcción y la automoción ya reciclan más del 90% del aluminio.

Por todo ello, afirma de Olabarria, “el aluminio ayuda a garantizar la existencia de edificios más seguros, más habitables, más duraderos, de mayor calidad y más sostenibles. El aluminio facilita la adaptación del sector de la construcción a la estrategia de sostenibilidad económica, energética y medioambiental, marcada en las normativas actuales, haciéndolo imprescindible en el camino hacia la implantación de un modelo de Economía Circular”.